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Arturo y la ley de causa y efecto

En otra ocasión Arturo invito a Emilia a jugar al bosque. Me han regalado algo sorprendente le dijo, ven y te enseño. Tomo un objeto raro y lo guardo en su mochila… al llegar al claro del bosque, Arturo saco de su mochila su preciado objeto. Mira Emilia, es maravilloso, se llama bumerán. Era como un pedazo de madera algo curvo, cuidadosamente tallado y en forma de una “v” chica, pero algo más, mucho más abierta.


Debo ser sincera, cuando vi el bumerán no me pareció que fuera maravilloso… ¿cómo funciona eso? Pregunte. Sé paciente, ya te voy a mostrar. Arturo, lo acerco hacía su pecho, como pidiendo un deseo desde su corazón y lo lanzo por el aire, el bumerán empezó a alejarse de él, y luego de hacer un circulo, regreso a su mano. ¡Wow! Hazlo de nuevo Arturo, grite, lo hizo tal cual la primera vez, y así ciento de veces. Eso es genial. Ese día, jugamos a lanzarlo, esperando si ocurría algo diferente. Nunca paso, el bumerán siempre retornada a nosotros.


Recuerdo que nos sentamos, Arturo con sus brillantes ojos, me miro, esta es la sexta ley del universo, un bumerán dije para sabotearlo, el lanzo una gran carcajada, ¡exacto! Se rio aún más al ver mi cara de desconcierto, es la ley es causa y efecto.


La vida es como el bumerán, todo lo que le lanzas vuelve a ti, tu eres la causa, y lo que regresa a ti es esa causa convertida en efecto. Elige siempre ser la causa, para que aquello que recibas sea el efecto que quieres de vuelta. La vida te da los frutos que siembras. Arturo empezó a correr por el bosque, vamos Emilia, sígueme quiero seguir enseñándote, yo estaba tan impactada con aquello que Arturo me había compartido que no dude ni un segundo, en seguirlo. Empezamos a correr, el buscaba algo, hasta que encontró un pequeño matorral. Ahí había una planta de moras, mira Emilia, cuando la naturaleza dejo caer unas pocas mora, de ellas surgió esta planta, y por supuesto se convirtió en una planta de moras. Pero nosotros que se supone somos seres inteligentes, pasamos al lado de alguien sin siquiera percatarnos de que esta persona está ahí, que es un ser “especial” y maravilloso. Y aun así pretendemos que otros nos respeten… No sabemos reconocernos en la experiencia del otro, no es que seamos especiales es que somos iguales, seres de luz.


Al decidir ser la causa nos hacemos participes de nuestra propia vida convirtiéndonos en protagonistas, haciendo el guion, la dirección y el papel principal de todo lo que ocurre. Finalmente, todo aquello que eres en tu interior se refleja al exterior. Lo que envío y es lo que recojo. Las realidades se convierten en un espejo, si quieres amor, entrega amor, quieres prosperidad, vive desde la abundancia; quieres respeto, respeta todo aquello que te rodea en cualquier manifestación. Tu eres la causa y te conviertes en el efecto.


Regresamos a casa, agotados por este día de grandes descubrimientos. Felices y con una sensación de paz, por haber recordado como actuar decidiendo siempre ser la causa.


¿Cuáles son tus resultados hoy...? tu eres la causa, tu eres el efecto, elige lo que quieres dar, siempre desde el amor.

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